Remedios caseros Mocos. Lo primero que debes hacer es ofrecerle más agua de lo habitual, ya que ésta ablandará las secreciones. Pero, además, hay una cataplasma de cebolla y miel que podría ayudarle a aliviar la congestión. Para prepararla, sólo tienes que trocear la cebolla y hervirla durante dos o tres minutos hasta que se ablande. Escúrrela y ponla sobre un paño; después, añade una capa de miel. Aplícala directamente sobre el pecho lo más caliente posible para favorecer la absorción de los jugos. Ten mucho cuidado con la temperatura, si está demasiado caliente podrías provocarle quemaduras.


Otra manera de aprovechar las propiedades de este vegetal es haciendo un jarabe de cebolla –incluidas las pieles rojas secas–, miel y limón, un buen remedio para las vías respiratorias medias y bajas. Para prepararlo, sólo tienes que cocer las cebollas con piel y sin raíces y luego añadir la miel y el limón a tu gusto.


Tos. Hará acto de presencia debido a un constipado o una irritación de garganta y, si se agudiza, puede resultar muy molesta tanto para él, porque la sufre, como para vosotros, que no paráis de escucharla. Pero, ojo, no siempre conviene intentar eliminarla. Antes de hacerlo debes diferenciar de qué tipo de tos se trata. La llamada tos productiva sirve para ayudar a expulsar el exceso de mocos de los pulmones y mantener despejadas las vías respiratorias. Por tanto, no debes tratarla aunque sí facilitar su expulsión.


Por el contrario, si la tos es seca puedes calmarla con una infusión de malva o malvavisco, adecuada para suavizar la garganta. Las infusiones de tomillo –puedes endulzarlas con un poco de miel– te ayudarán con los problemas respiratorios en forma de tonificante o desinfectante.



El Eucalipto globulos es eficaz como antiséptico pero hay que tener mucho cuidado porque puede provocar broncoespasmos en niños asmáticos o bronquíticos. Por eso, para hacer vahos es mejor utilizar otra especie de eucalipto: el Eucaliptus radiata. Las infusiones de tomillo y miel son también muy buenas para todos los trastornos respiratorios causados por virus porque tienen propiedades antivíricas y antiinfecciosas.


Pero deben prepararse varias veces al día, ya que los aceites esenciales se evaporan si el recipiente está abierto. Para cocinarlas, pon a hervir agua y cuando esté en ebullición apaga el fuego y añade las plantas que hayas elegido. Déjalo reposar cinco minutos, cuélalo y ¡listo!

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La homeopatía cura al enfermo más que la enfermedad

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